Y llego de nuevo ese día elegido
miercoles Santo,
ningún nubarrón en el cielo
ninguna gota de agua,
disipados los obstáculos terrenales
sales a la calle,
reinando entre aromas de azahar
que anuncian la fértil primavera,
con los trinos de los pájaros
mezclados con las melodías,
que nacen de cada
instrumento
de cada componente de la banda.
Nadie puede apartar sus ojos
de Tu excelsa figura,
mecida bajo los sones de esas notas
labradas en partituras de vida,
racheando el paso, al caminar
embrujando los corazones,
de los creyentes que la contemplan.
Precedida de una hilera infinita
de blancas velas,
que iluminan con su llamas
serpenteantes y caprichosas,
los estrechos caminos
que desde su sede, la Catedral
se abren hacia toda Córdoba,
sendas llenas de historia
en cada piedra, esquina o casa,
hoy llena de una muchedumbre
de la que mana una sentida oración,
cantada, en silencio ,susurrada
o en forma de verso,
que enviamos a Tu imagen,
deslumbrante y llena de pureza
redentora del pecador,
paz para el alma humana
y esperanza en el
futuro,
luz en la oscuridad.
De costero a costero
avanzas con dulce donaire,
inspirador paisaje
milenario, entre enredaderas y flores
entre las nubes de incienso,
mar de sensaciones.
Quisiera secar tus
lagrimas
sufro al verlas descender por tus mejillas,
no quiero que toquen el suelo
tampoco que se sequen tus hermosos ojos,
que con ternura perdonan
el error cometido con Tu Hijo.
El pueblo se llena de ti Madre
queda ilusionado,
mientras te alejas dejando Tu huella
indeleble e insustituible,
en las retinas que te miran
saciando su necesidad de amor,
llenándolos de humildad.
Madre no llores porque
Jesús
aunque sea crucificado,
sufra y muera
como cada Semana Mayor,
resucitará el domingo
y volverá sin espinas , ni sangre,
a reinar por siempre.
Salve Reina de la Paz
Paloma de Capuchinos,
para que otro año más
desfile en tu cortejo,
y ni la distancia , ni otros obstáculos
puedan separarme nunca,
de Tu Divino semblante.
Siento una sincera emoción
cuando puedo acompañarte,
y cada año renovar
mi fé y devoción,
bajo la albura de mi antifaz
en el anonimato de mi túnica,
en cada estrofa de mi plegaria
o en cada acto de caridad,
el cansancio nunca me vence
fuerte es mi paciencia,
no puedo dejarte Sola
no quiero,
mientras me lleno de Tu Gracia
y las personas que te ven,
lo noto en su reacción ,
o al aparecer por una
esquina
al paso de tus costaleros,
guiados por la voz del capataz
todos a una!!!!
mecen ese altar que te
porta,
embelleciendo los rincones
arrancando aplausos,
desgarrando los sentimientos
con una saeta,
que rompe el silencio
o la bulla de tu palio,
quedando grabado a fuego
tu grandeza doliente.
Mª Angeles Morales Vega
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