Tarde de Miércoles Santo
a la plaza de Capuchinos
sales lucero divino
consumida por el llanto.
Las palomas de tu manto
han dejado su vuelo
y descienden del cielo
tiñiendo con su color
la tristeza de tu duelo.
Cuando llega la hora
entre plateados varales
los destellos maternales
de luz purificadora
que derrama la Señora
redime nuestros pecados.
De uno a otro lado
se llenando la plaza
con la Paz y Esperanza
que la Madre nos ha dado.
Hileras de nazarenos
de albura infinita
te abren sendas benditas
tras de tu hijo moreno
de gracia y amor llenos.
Portando la luz de los cirios
entre gladiolos y lirios
también tus costaleros
te rinden amor sincero
con aromas de sacrificio.
Una saeta dolorida
recita una bella oración
escarnio del corazón
llama de fe encendida
tradición de una vida
proclamando al gentio
que humilde y paciente
vil la muerte alcanza
pero con paz y esperanza
resucita y ns alienta.
En San Zoilo estrecheces
llena de emociones los sentidos
levantá tras levantá estremece
a todos los que aturdidos
ven tu imagen aparecer
por aquellas angosturas
se dibuja Tu figura
dulce pero impresionante
sombra que desafiante
se refleja en San Miguel
a los fieles incansables
ráfaga de luz triunfante.
La entrada en las tendillas
obra culmen de belleza,
espléndida delicadeza
que envuelve toda la villa,
desde los palcos hasta las sillas
maravilla de la pasión,
que se aleja despacio
despertando la admiración.
La mejor flor entre las flores
en los jardines de la Merced,
fuente que calma la sed
un aluvión de olores,
de quien reza al verte
en piropo la convierte,
la voz del capataz
guiando con mismo a la Paz,
alrededor de la fuente.
La entrada en las tendillas
obra culmen de belleza,
espléndida delicadeza
que envuelve toda la villa,
desde los palcos hasta las sillas
maravilla de la pasión,
que se aleja despacio
despertando la admiración.
La mejor flor entre las flores
en los jardines de la Merced,
fuente que calma la sed
un aluvión de olores,
de quien reza al verte
en piropo la convierte,
la voz del capataz
guiando con mismo a la Paz,
alrededor de la fuente.
Escrito en 1994
Mª ANGELES MORALES VEGA
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