Sola en su desnudez
fluían mil sentidos
su incipiente preñez
y los rítmicos latidos
Masajeaba su piel
para transmitirle su vida
susurrándole como madre fiel
dulces nanas sentidas
Experimentaba sus movimientos
como el vaivén del oleaje
el nadaba en fluidos, contento,
hasta llegar al final de su viaje
Entonces nacería al mundo
y mamaria de su madre
el producto lácteo fecundo
que le protegería de los pesares
Un bebe tan maleable e inocente
se sumergirá en la maldad
y caminará hacia el presente
lleno de muros y limitaciones.
Mª Ángeles Morales Vega
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